Cusco ‘La Ciudad Imperial’
Llegamos por fin a la joya de la corona del Perú: la ‘Ciudad Imperial‘ del Cusco.
También conocida como ‘Cuzco’, es sin duda uno de los lugares más completos para el visitante extranjero, que se encontrará ante una desbordante explosión de colores que proviene de la antigua tradición pagana prehispánica, en una perfecta conjunción con las costumbres católicas que llegaron con los primeros españoles.
Mentiríamos si dijéramos que Cusco no es la ciudad soñada para el turista que busca aventura, aire libre, belleza, cultura y diversión. La creciente fama de Cusco como ‘punto de partida‘ antes de conocer los alrededores como Sacsayhumán, el Valle Sagrado, iniciar la caminata desde Ollantaytambo al espectacular Camino Inca, o para descansar antes de ir a una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno: el Machu Picchu, hizo que se convirtiera en un catalizador de la economía de la zona, atrayendo decenas de restaurantes, pubs, tour operadores, hoteles exclusivos, entre otros.
Para que os hagáis una idea. De 2007 a 2016 la población de la ciudad prácticamente se duplicó, al pasar de 255 mil a 434 mil habitantes. ¿Qué es lo negativo de esto? Que quizás esta saturación haya hecho que algunos turistas no la tomen como una opción a la hora de buscar una experiencia íntima. El Machu Picchu, por ejemplo, ha tenido que endurecer sus normas de acceso para evitar daños al monumento y separar la llegada de turistas en turnos de mañana y tarde.
Aún así, la Ciudad Imperial que fuera la capital del Tahuantinsuyo (territorio que abarcaba el Imperio Inca) es una maravilla declarada en 1983 como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Sus calles guardan lo mejor de la arquitectura inca y sus empinadas calles están repletas de lo mejor del arte virreinal. La cultura ancestral lucha por prevalecer, tanto es así que no es complicado observar señoras con polleras y bombines llevando llamas de una correa mientras intercambian palabras en quechua, o mujeres que venden chullos y hojas de coca para evitar el mal de altura.
Esa pugna por mantener la cultura inca de sus ancestros y honrar al último emperador juzgado por Pizarro (el Inca Atahualpa), sigue viva en el Inti Raymi, una celebración que recrea cada 24 de junio el inicio del solsticio de invierno y que es todo un evento para ciudadanos locales y turistas.